Barcelona empató con Real Madrid 1 a 1, con goles de Pedro y de Marcelo, respectivamente, y clasificó a la final de la Champions League, que se jugará en Wembley, en la que se medirá ante el ganador de la serie entre Manchester United y Schalke 04, que está a favor de los ingleses 2 a 0 y se cierra mañana en Manchester.
El equipo de los galácticos que se propuso armar como política Florentino Pérez, terminó rebajado a un equipo mediocre, que como un cuadro chico se limitó a tratar de controlar a un rival que reconocía superior y a esperar su error.
Y la guerra mediática que inició el DT "merengue" José Mourinho, debió conformarse sólo con la conquista de la Copa del Rey (el título de menor importancia de los tres que había en juego). Hizo tablas en la Liga, dejándola casi regalada al equipo catalán, y perdió por la que más dolía, por la Champions League.
Los números no fueron tan malos: dos empates, una victoria y una derrota. Pero en la cancha el Real careció de la grandeza que exigía su historia y su millones invertidos en estos dos años sin títulos importantes.
Barcelona muestra la otra cara. Un equipo cuya base fue formada en sus divisiones juveniles (Valdez, Piqué, Puyol, Busquets, Messi, Xavi, Iniesta y Pedro, de los titulares), que sale a jugar igual sea quien sea su rival, no devolvió patadas y, a pesar de la paridad en el resultado, se sabe superior.
En los primeros minutos Barcelona tuvo más la pelota y fue el único que se acercó con peligro al arco rival. El Real Madrid, con un medio campo muy combativo, logró controlar al equipo catalán hasta los 30 minutos, pero sobre el final del primer tiempo Barcelona lo apabulló y no hizo el primero por un par de atajadas fenomenales de Iker Casilla.
Messi fue el jugador más desnivelante de la primera mitad, pateando de afuera del área, habilitando a sus compañeros y hasta robando pelotas. Lass, fue el bastión y el sucesor de Pepe en el mediocampo del Real, pero perdió una pelota con Messi que casi termina en gol del Barcelona.
En el segundo tiempo el Real cambió la actitud y salió a buscar el arco rival. En nueve minutos Barcelona le hizo el primero. Andrés Iniesta vio picar a Pedro y lo dejó mano a mano con Casillas, que esa vez no pudo evitar el gol del equipo catalán.
Barcelona siguió dominando, teniendo la pelota y casi sin preocuparse por hacer más goles. Hasta se dio el lujo de no aprovechar a Messi, relegándolo a tocar y a aguantar la pelota, tal vez pensando en cuidarlo de los golpes que llegarían, en lugar de encarar a la ya desguarnecida defensa rival.
Real Madrid aprovechó un error defensivo y consiguió el empate, luego de una jugada de Di María, un tiro en el palo y la definición de Marcelo.
La serie estaba 3 a 1 y si Real Madrid hacía dos goles (gracias a que jugaba de visitante) clasificaría a la final. Pero ese sueño se fue esfumando toque tras toque del Barcelona. Real Madrid se limitó a pegar patadas. No estuvo a la altura del Barcelona.
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